RELATOS DE EXPERIENCIAS DE PARTO EN EL HOSPITAL GENERAL DE VILLARROBLEDO

Llamamiento para recoger relatos de partos en el Hospital General de Villarrobledo. Sabemos que ha habido varias quejas y reclamaciones en este hospital. Colaboras?

No pretendemos cuestionar la labor vital de los ginecólogos y obstetras de la sanidad pública, sino dar voz a las mujeres y defender nuestros derechos reproductivos

Amantes amigas mamás:
Somos plenamente conscientes de las dificultades de abrirse, expresar y "expulsar", en definitiva, PARIR emocionalmente, de nuevo, nuestros partos.
Sin embargo, nos encontramos en la necesidad de contar nuestras experiencias y también de hacerlo desde la comunidad, sintiendo el respaldo de la tribu! Y creo que esta necesidad la compartimos muchas de nosotras!

Por eso, nos gustaría construir un relato de relatos, un recopilatorio en el que todas nos contéis abiertamente vuestras experiencias de parto dando nombres o desde el anonimato, desde lo positivo o desde lo que echastéis en falta en falta, desde la denuncia o desde el agradecimiento, o desde cualquier prisma que veáis posible.

Esta iniciativa está dirigida a cualquier Mujer que haya parido en el Hospital General de Villarrobledo, o mujeres de Villarrobledo que han parido en otros hospitales, de cualquier edad sin importar la fecha de parto con el fin de:
- Ayudar en la reflexión sobre la propia experiencia, generando un espacio para la aceptación y la sanación.
- Hacer públicas las experiencias para dar apoyo a otras mujeres que se creen solas en este tránsito.
- Aportar información que puede ser valiosa para futuras mamás de nuestro entorno.
- Hacer públicas las prácticas en este ámbito sanitario, con el fin de que se puedan valorar buenas y malas praxis y ayudar en la mejora de los servicios perinatales.

Si sientes que es el momento de contar tu historia, no lo dudes! Protegeremos tu identidad si así lo deseas
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¿ Qué es la violencia obstétrica?
La violencia obstétrica es hoy día un grave problema global de salud pública, que pone en riesgo el bienestar biopsicosocial de madres y bebés, algo que la Organización Mundial de la Salud ha advertido en un documento de 30 de septiembre de 2014.
Este tipo de violencia de género puede definirse como la apropiación del cuerpo y de los procesos reproductivos de las mujeres por prestadores de salud, que se expresa en un trato jerárquico deshumanizador, en un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres. 
Aunque España aún no se ha tipificado específicamente, las prácticas constitutivas de violencia obstétrica se encuentran prohibidas en nuestro país, ya que suponen la vulneración de derechos básicos reconocidos en Convenios internacionales, así como en nuestra Constitución: a la integridad física y moral (artículo 15), a la libertad personal (artículo 17) y a la intimidad (artículo 18).
Conscientes de las altas tasas de violencia obstétrica en nuestro país y de la invisibilización de este fenómeno, desde la asociación FORO FEMINISTA DE VILLARROBLEDO hemos decidido crear el Observatorio de violencia obstétrica así como otros tipos de maltrato o encarnizamiento médico con mujeres esta idea nace de la necesidad de denunciar públicamente la incidencia de las prácticas que constituyen este tipo de violencia, de la que no sólo son víctimas las mujeres, sino también quienes las rodean y los y las profesionales dedicados a la salud y a la atención de la mujer en todas las etapas de la maternidad.

Algunas prácticas que se consideran violencia obstétrica:
-La mujer como sujeto pasivo. La parturienta sin capacidad de decisión sobre su propio cuerpo, ni sobre el de quien le sobreviene. 
-La infantilización (¿qué pasa, barriguitas?) de la embarazada (¡ey, mami!).
-La ausencia de información o la falta de respeto. La sumisión o el sometimiento ante la figura masculina del médico o, si se prefiere, ante una visión machista de la medicina
-El trato inhumano 
 -Las Prácticas invasivas, como la episiotomía —incisión quirúrgica en la vulva para facilitar la salida del feto y evitar desgarros en el perineo—, la maniobra de Hamilton —tacto vaginal con movimiento circular del dedo, que produce dolor y puede acarrear sangrados— o la maniobra de Kristeller —antes, se presionaba con los puños o el antebrazo sobre el fondo uterino para que la cabeza del bebé descendiese; ahora, según las recomendaciones de los propios profesionales, sólo debe practicarse en la segunda fase del parto, cuando la cabeza ya está encajada, para facilitar la salida de la criatura.
El parto inducido. Es decir, cuando tiene lugar antes de que comiencen de forma natural las contracciones uterinas, mediante la administración de oxitocina —que provoca la dilatación cervical y las posteriores contracciones— o la amniorexis —la OMS no recomienda provocar la rotura del saco amniótico o bolsa de aguas como un procedimiento rutinario, si bien puede suceder de manera espontánea—. Aunque en algunas ocasiones son inevitables, las cesáreas programadas pueden engrosar el concepto y, pese a que pueden contar con el consentimiento de la propia parturienta, no están exentas de polémica, como sucede con las sedaciones, advierten las activistas.
"Las episiotomías y las cesáreas innecesarias son síntomas de una sociedad que sufre de machismo, misoginia y patriarcado”, asegura Jesusa Ricoy, fundadora del movimiento contra la violencia obstétrica The Roses Revolution Movement. “Las mujeres hemos sido adoctrinadas para entender que el parto es así. Es decir, se nos educa para aguantar: nuestro cuerpo es secundario, no se puede hablar de él porque se considera algo sucio y, si sufrimos secuelas de un corte en la vulva, se presupone que no tenemos por qué disfrutar del sexo como el hombre”.
Ricoy, madre de dos hijos y una hija, trabaja como profesora de educación perinatal en Londres. Aunque considera que las cesáreas son “un gran problema que muestra la falta de capacidad de decisión sobre nuestros cuerpos”, en el Reino Unido se ha encontrado con una paradójica situación: hay hospitales, asegura, que se niegan a practicarlas si lo desea sólo la madre. “Es fascinante que el mismo sistema que nos ha machacado con las cesáreas nos diga ahora que no son buenas, negando la libertad de elección de la mujer, que es lo realmente importante”.
Elena Gil, portavoz de la asociación El Parto es Nuestro, cree que cuando una mujer se queda embarazada es vulnerable. “Resulta muy fácil someterte, hacerte sumisa o incluso mentirte. Ante un riesgo para el bebé, haces lo que sea para salvarlo, por eso es sencillo meter miedo a una embarazada, pese a que no haya tanto riesgo”, explica la representante de una entidad que busca mejorar la atención a madres e hijos durante el embarazo, el alumbramiento y el posparto. “No te dan la opción de valorar las posibilidades y elegir”.








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