El peligro de la simplificación. MASCARITA SÍ, MASCARITA NO

Es evidente que el asunto no es tan simple. Suscribimos en su totalidad:

"No estamos en contra del uso esporádico de las máscaras, son imprescindibles si tienes que salir a la calle cuando estás enfermo y yo pienso que son muy convenientes cuando es imposible mantener la distancia de seguridad, sobretodo en espacios cerrados y si tienes un contacto continuado con otras personas, especialmente débiles, mayores etc...

Eso sí, estamos totalmente en contra y nos dan igual los cientos de críticas e insultos que nos llevemos, con el estado totalitario y fascista que se está implementando con esto del coronavirus. No reconocemos a ningún gobierno la legitimidad para encerrar a 47 millones de personas en sus casas, siempre que lo estimen oportuno y por tiempo indefinido (de hecho estamos contra todos los gobiernos). No estamos de acuerdo con tener que soportar la presencia de los militares en la calle. No queremos que la policía sea dueña de la calle ni que cometan todo tipo de abuso de poder, que agredan a cientos de personas sin la más mínima justificación, que nos detengan simplemente por pisar la calle, que pongan millones de euros en multas completamente absurdas o que encarcelen a personas por infringir el confinamiento o absurdas normas de seguridad. Nos acordamos de ese preso que se suicidó en la cárcel...Que delito cometió?  Incumplir reiteradamente el confinamento, es decir, pisar la calle. No queremos que los medios de comunicación repitan como un loro día tras día lo que está bien y lo que está mal, no queremos que se metan en nuestra cabeza y nos enseñen a odiar a quien no cumpla las normas o a quien no salía a la ventana a las 8 de la tarde a aplaudir. No queremos que nuestros propios vecinos se conviertan en policías, nos denuncien y aplaudan cando la policía nos reprime. No queremos que las autoridades utilicen el GPS o las aplicaciones de los  móviles para estudiar nuestros movimientos, tampoco queremos que se incremente el número de cámaras de videovigilancia ni de drones. No queremos que nos hagan pasar por un arco para acceder a una playa como si no tuviéramos ojos para observar si está llena o vacía. Tampoco queremos que nos obliguen a usar las máscaras cada vez que salgamos a la calle o cada vez que estemos en el monte, en un parque,  o donde se les ocurra a quien redacta los boletines oficiales. Lo sentimos, no tenemos la costumbre de leer el BOE cada día, preferimos leer otras publicaciónes. No queremos tener que estar pendientes de si se acerca un policía para evitar una multa de 100€. Las máscaras al aire libre solamente tienen utilidad si no guardamos la distancia de seguridad y/o paramos a charlar con un conocido durante un tiempo prolongado (se calcula 15 minutos...) la obligación de la utilización permanente de la mascarilla es un absurdo sin ningún rigor científico. Tampoco queremos que la farmaceútica Gilead se forre con la venta del Remdesivir a Estados Unidos y que los países “primermundistas” se repartan las dosis de la futura vacuna ignorando los países “tercermundistas”, ni que todas las farmaceúticas compitan, en lugar de cooperar, en ver quien se lleva ese gran negocio. Tampoco nos gusta que se comercialicen vacunas que no son suficentemente testadas, que tienen una eficacia más que dudosa y sin saber cuales pueden ser sus efectos secundarios. Obviamente tampoco nos gusta que  “las expertas epidemiológas” nos digan con quién podemos follar, que nos pidan que usemos máscaras mientras lo hacemos y sobretodo que nos aconsejen que no nos besemos. Resumiendo, la gestión de la pandemia está siendo una auténtica locura autoritaria y fascista que está rompiendo con las relaciónes sociales sanas, humanas y solidarias que son las que nosotras siempre reivindicamos."

 (Ateneo Libertario)

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